jueves, 29 de marzo de 2007

De paseo por el cabo de San Román



Encontrarme en el punto más septentrional del país resultó ser una experiencia mítica. Por estos lados se respira un ambiente bastante árido que a la vez resulta fascinante para el turista.

Entre tundras y una vegetación inminentemente xerófita partimos para conocer esta interesante región. Después de pasar el pueblo de Santa Ana, nos enrumbamos hacia el Municipio Falcón y nos topamos con Las Cumaraguas un sitio natural tipo salinas, ubicadas al noreste de la Península. Ya se acercaba la tarde así que el paisaje nos ofreció la mejor gama de colores plasmados en la laguna porque es cuando el tanino que contiene el agua que irriga ese sector se torna de color rojizo.

Luego nos fuimos hacia el cabo de San Román, recorriendo Pueblo Nuevo y siguiendo la carretera de El Vínculo, acompañada por un grupo de personas que sabían con precisión cada rinconcito de estas tierras. En la carretera nos topamos con simpáticas señoras que vendían los dulces típicos de esta región, desde conservas de coco y leche hasta el delicioso majarete.

Al llegar finalmente al área más nórdica de Venezuela, se siente una emoción casi inevitable, porque el mar se muestra distinto, tranquilo, pero a la vez salvaje. Usted sabrá que llegó porque se encontrará con la antigua estación de radio La Voz de Venezuela, la cual por cierto se hallaba abandonada la vez que fui, aunque existe un proyecto para el rescate de esa emisora y hacer un parador turístico.

Dicen los lugareños que para bañarse en la playas del Cabo de San Román hay que tener mucho cuidado porque más de uno se ha topado desde tiburones hasta culebras de mar. La verdad no tuve oportunidad de ver a ninguno de estos especimenes, pero disfruté la vista que me brindaba el paisaje.

Este lugar parece esconder importantes reliquias porque además de la antigua estación radial, en la Bahía de San Román se halla un barco antiguo encallado y también se encuentra una réplica del faro más antiguo del mundo, localizado en la Coruña-España; el nuestro fue renovado a finales del 2004 y ahora está dotado por una poderosa lámpara con alcance de 25 millas.

También me contaron que cuando la marea está bajita se puede divisar la isla de Aruba. En épocas anteriores algunos lancheros del pueblo ofrecían sus servicios para llevar a turistas venezolanos que se atrevían a cruzar la frontera y comprar perfumes, cosméticos, ropa, en fin, quienes lo hacían me comentaban que la aventura era un poco extrema y que más de uno se perdió en pleno Mar Caribe.

Esa travesía ya no la hacen, pero si usted cuenta con un vehículo rústico, entonces puede seguir la carretera para conocer Los Morros de Chuara, unos médanos que desembocan en el mar. Quines han ido al atardecer dicen que el lugar se torna mágico. No fuimos porque ya se acercaba la noche y regresamos a la ciudad acompañados de algunos lugareños quienes nos contaban las leyendas típicas de estos predios, desde niñas en caballos, hasta de la famosa culebra dorada que rodea al Cerro Santa Ana. Si decide visitar este lugar recuerde hacerlo con tiempo y trate de buscar a algún poblador que le cuente sobre la zona, porque esas historias típicas de cada región siempre enriquecerán nuestro viaje.







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