viernes, 2 de noviembre de 2007

Entre las playas y el pasado de Choroní

No cabe duda que para llegar a Choroní, hay que hacer una travesía sin igual. Ciertamente, lo recomendable es andar con sumo cuidado cuando se atraviesa la carretera que conduce hacia las costas aragüeñas, porque es angosta y hay mucha humedad. El viaje bien vale la pena porque se cruza el Parque Henri Pittier y esto le brinda al paisaje un hermoso contraste entre selva y playa.

Un bosque nublado abundante en vegetación nos acompaña durante todo el trayecto, esta característica permite que los viajeros disfruten de la otra cara de Choroní, y es que por estos predios se pueden hacer excursiones que incluyen caminatas, baños en pozos, así como visitas a haciendas y trapiches, para luego terminar en Puerto Colombia, el cual queda a solo 10 minutos del pueblo de Choroní.

Lo más usual es que los turistas disfruten de la playa y hasta armen sus rumbas. El pueblo de Choroní es lo más encantador del paseo, porque los lugareños se han esmerado en cuidar a esta pintoresca aldea, que aún conserva sus casas coloniales de techos rojos y amplios ventanales que datan de 1616 cuando fue fundada.

Al pasar por acá es imperdible visitar la Plaza Bolívar donde encontramos la iglesia Santa Clara de Asís, y muy cerca hallarán la casa de la Madre María de San José, la cual fue rescatada por la congregación a la cual perteneció esta beata.




Diez minutos más adelante se encontrarán en Puerto Colombia, otro poblado que queda muy cerca de Playa Grande y el Puerto, donde se accede a otros parajes como Chuao y Cepe. No hay duda de que estas costas nos ofrecen una playa con un oleaje intranquilo, por eso cuando decidan cruzar la costa hacia estos poblados, tenga en cuenta que las olas son un poco inquietas, así que lo recomendable es tomar una lancha o peñero a primera hora de la mañana o al final de la tarde cuando el mar está un poco más tranquilo.

Chuao, por ejemplo, es solitaria y a un lado de la playa se encuentra el río ideal para sacarse el agua de mar. Es muy conocido porque en su época se produjo el mejor cacao de Venezuela. Aún podemos hallar las antiguas haciendas con amplios patios donde se secaba el cacao, en la actualidad los pobladores siguen haciendo este proceso de manera artesanal. Es un pueblo para visitarlo y disfrutar de un día tranquilo. A Cepe, mientras tanto, se llega una hora después, su playa también es solitaria, los pobladores viven de la pesca y del cultivo, por acá también encontrarán sosiego mientras disfrutan de un mar sereno y de un atardecer con innumerables matices que sólo nuestros paisajes venezolanos nos pueden brindar.


Sígueme la pista: para quedarse entre la costa y la selva

Hotel Hacienda el Portete www.elportete.com

Posada la Bokaina www.labokaina.com

Posada Pittier www.posadpittier.com

Posada Tom Carel www.posadatomcarel.com


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